7/5/16

Las mentes activas pueden mantener el Alzheimer a raya [7-5-16]


Las mentes activas pueden mantener el Alzheimer a raya

Un estudio en ratones muestra la primera evidencia biológica para esta teoría


Por primera vez, los científicos logran demostrar que el aprendizaje reduce la acumulación de placas y ovillos de proteínas en el cerebro, que son la firma de la enfermedad de Alzheimer.

Aunque el estudio se llevó a cabo en ratones, sí refuerza la idea de que, en los humanos, mantener una mente activa podría ayudar a retrasar o hasta incluso prevenir la enfermedad de Alzheimer.

"Esto prueba por primera vez que usar el cerebro puede proteger a una persona físicamente", aseguró Kim Green, coautor principal del estudio e investigador posdoctoral de la Universidad de California en Irvine. 
"Demostramos que si mantiene su mente activa, esto produce cambios en el cerebro y esos cambios son protectores".

"Es un estudio interesante, y consigue fomentar en parte la hipótesis de que el ejercicio mental tiene un efecto protector contra el Alzheimer", aseguró el Dr. Gary Kennedy, director de psiquiatría geriátrica en el Centro médico Montefiore de la ciudad de Nueva York.

De acuerdo con la Alzheimer's Association, unos 4.5 millones de estadounidenses tienen el trastorno que causa el deterioro del cerebro, un número que se ha más que duplicado desde 1980. Y cada vez más personas sufren ahora de algún impedimento cognitivo, que podría ser un precursor del Alzheimer.

Muchos expertos creen que el Alzheimer se debe a la acumulación sostenida de proteínas que forman placas amiloideas en el cerebro.

Estudios previos ya habían mostrado que el "ejercicio mental" podía retrasar la aparición de la enfermedad, pero esa prueba se daba sólo en forma de la memoria y otras medidas cognitivas.

Los autores de este estudio, que aparece en la edición del 24 de enero del Journal of Neuroscience, querían determinar la existencia de una correlación biológica que explicara esos resultados tan estimulantes.

En el estudio participaron cientos de ratones "transgénicos", es decir que habían sido alterados genéticamente para desarrollar la enfermedad de Alzheimer humana.

A los ratones que estaban en un grupo de "aprendizaje" se les permitía nadar en un tanque de agua hasta que dieran con una plataforma sumergida en la que podían hacer pie. Este entrenamiento tuvo lugar cuatro veces al día durante una semana, a los dos, seis, nueve, 12, 15 y 18 meses de edad. El otro grupo de ratones nadaba solamente una vez en el tanque antes de que sus destrezas en el aprendizaje y la memoria, así como su cerebro, fueran evaluados.

Los ratones de hasta un año de edad que estaban en el grupo de aprendizaje desarrollaron 60 por ciento menos proteínas de las que forman placas y ovillos, en comparación con los ratones que no estaban en el grupo de aprendizaje, hallaron los investigadores.

"El tipo de aprendizaje que enseñamos a los animales era bastante leve, pero aún así tuvo un gran efecto", destacó Green.

Sin embargo, a los 15 meses de edad, los ratones del grupo de aprendizaje experimentaron un declive y en ese momento eran idénticos cognitiva y físicamente a los ratones del grupo de no aprendizaje.

¿Pueden estos hallazgos extrapolarse a los humanos?

"Sí encontramos muchas similitudes, pero los datos clínicos también respaldan lo que comprobamos en este estudio", apuntó Green.

"Creo que es razonable extrapolar", agregó Kennedy. "Ciertamente, la recomendación es mantener la mente activa".

"Creo que el cerebro es una computadora", continuó Kennedy. "El Alzheimer degrada el hardware, y la educación refuerza el software. El cerebro también es un músculo, y mantenerlo en forma podría protegerlo".

Green y sus colegas esperan usar esta información para desarrollar algún día un medicamento para la enfermedad.

"Queremos identificar cómo el aprendizaje influye exactamente en la patología y encontrar un nuevo medicamento para ese objetivo", señaló. 
 

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